Waldo’s México lanza al mercado el «auto eléctrico más pequeño del mundo» de la marca Kiwo, pero con un precio inesperado
A pesar de su tamaño compacto y facilidad de traslado, el vehículo recreativo Kiwo sorprende a los consumidores mexicanos con un costo superior al esperado.
En una movida inesperada, la cadena de tiendas de descuento Waldo’s México ha lanzado al mercado los mini autos eléctricos de la marca Kiwo, promocionados como «los más pequeños del mundo», pero con un precio que ha generado controversia entre los consumidores.
A principios de abril, Waldo’s incluyó el vehículo recreativo Kiwo en su catálogo, atrayendo la atención de los consumidores por su tamaño compacto y facilidad de transporte en cajas de paquetería.
Sin embargo, el precio final sorprendió a muchos, alcanzando los $99,999 pesos mexicanos, tras un descuento inicial desde $119,999.
A pesar de las similitudes con el ChangLi S1-Pro, considerado por algunos como el automóvil nuevo «más barato del mundo» con un costo de $20,000 pesos mexicanos, los consumidores expresaron su inconformidad en redes sociales, argumentando que con esa cantidad podrían adquirir vehículos de «mejores dimensiones y beneficios».
El vehículo, disponible en colores blanco, negro, rojo y gris, puede adquirirse tanto en línea como de forma física en las tiendas departamentales de Waldo’s México.
Sin embargo, la empresa advierte que no se recomienda su uso en avenidas principales o para viajes de larga duración debido a su velocidad máxima limitada de 40 km/h.
El vehículo recreativo Kiwo tiene una capacidad para 3 pasajeros, un peso de 100 kilogramos y una autonomía de 60 km con una batería de ácido de 60V-5ah.
Con un motor MZ-60V-1200W, el tiempo de carga oscila entre 6 y 10 horas, y su sistema de frenado cuenta con discos tanto delanteros como traseros.
A pesar de las críticas por su precio, el vehículo ha generado interés entre aquellos que buscan alternativas de movilidad urbana compactas y respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, el debate sobre su relación costo-beneficio sigue abierto entre los consumidores mexicanos.
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